1 de abril de 2010

Steve Buscemi en "The Brooklynites"

Durante tres años el escritor Anthony LaSala y el fotógrafo Seth Kushner han deambulado a lo largo del distrito de Brooklyn coleccionando imágenes, entrevistas y relatos de variadas personalidades del lugar. El resultado final se encuentra en un libro titulado The Brooklynites (2007) y dedica páginas a gente como Paul Auster, Spike Lee, Rosie Perez, John Turturro, Steve Schirripa, Jonathan Lethem, Louise Ciminieri, Terence Winter, etc. Por supuesto, si hablamos de Brooklyn no puede faltar Steve Buscemi que nació, creció y aún vive en la zona...

Steve Buscemi
Brooklyn and Chance


En el tercer piso del 606 de la Avenida Liberty hemos pasado por un agujero de gusano. Está localizado en medio de un pequeño apartamento sentado arriba de una tienda. Steve Buscemi está con nosotros. Es la mañana del 20 de octubre.

No estoy dormido.

Un par de minutos más temprano Buscemi esta parado en una esquina, en frente a la casa y escuela en donde pasó los primeros ocho años de su vida. Ha viajado devuelta al medio del East New York para vernos. Estamos realizando una entrevista y una sesión de fotos. Es temprano. El sueño todavía se nota en su cuerpo. Pero incluso en esta neblina a las 9 de la mañana, puedes decir que este sitio es especial para él. Está mirando esas esquinas y bloques de concreto como si fuesen fotografías extraviadas halladas entre las páginas de un viejo libro.

Y luego Chance, una personalidad famosa de las calles de Brooklyn, asoma su cabeza desde la ventana de un último piso.

Desde el apartamento por encima de nosotros, el apartamento en donde Buscemi creció, un hombre observa nuestras acciones.

"Soy Steve, yo vivía aquí de niño", le dice el actor a la cara que nos mira desde arriba. "¿Te importa si subimos?".

Poco después, estoy escalando una tortuosa escalera blanca vestida con una sesgada luz de sol tan dramática que golpea inesperadamente mis ojos mañaneros, haciéndolos llorar. Mientras presiono la columna vertebral de los irritados escalones, dejan salir moderados fuelles. Si estuviese soñando, esto podría ser mi mente imaginando alguna bizarra subida al cielo con Steve Buscemi.

Pero no estoy dormido.

Estoy siguiendo a un hombre llamado Michael Rosario mientras nos guía hacia una vivienda de de cuatro habitaciones encima de una tienda. Mientras vamos subimos se dirige a Buscemi.

"Esto es extraño. Justo estaba mirando una de tus películas", dice. "Esa en la que estas volando".
"No estoy seguro de cual es", dice Buscemi.
"Tú sabes, la del avión", dice Rosario. "Estaba en la tele".
"¿Con Air?", pregunta Buscemi cuando estamos cerca de la cima.
"¡Sí! ¡Con Air! Esa fue una gran película!".

Ahora Rosario vive en la residencia junto a su familia. Es una típica casa de Brooklyn, habitable y cómoda. Fotografías en las paredes. Mesas de centro y alfombras. Pero al pararnos dentro del lugar, después de unos meros tres minutos, sin duda estamos en el viejo apartamento de Buscemi. Son principios de los 1960.

"Fue en realidad en esta cocina donde comencé a actuar", dice. "Aquí es donde comencé. Entretenía a mis padres, mis hermanos y mis parientes justo aquí".

Los ojos de Steve Buscemi son un regalo. En enormes pantallas de plata son focos gemelos camaléonicos de algo, de todo. Dos carbones avivando las almas de personajes imaginarios, dandoles vida, agallas, compasión, realidad. Hoy son un millón de veces más poderosos. Hoy están revelando cuentos genuinos. Momentos guardados y escondidos durante años y gritando al aire como el calor creciente de un viejo radiador de Brooklyn.

Cruza lentamente de una habitación a la otra y las historias continúan mientras lo seguimos a través de las puertas y décadas.

Las veces en que su padre trepaba por el armario del vestíbulo, bajo la claraboya, para alzar el pestillo de la entrada del frente cuando se olvidaban de las llaves.

El día en que el delantal de su madre se prendió fuego en la cocina. "Mamá, te estás quemando", le dijo calmadamente. El desastre fue evitado.

La vez en que fue golpeado por un autobús al otro lado de la calle donde vivía - su acolchonada ropa de invierno lo salvó como una armadura moderna. Más tarde la compensación económica por ese hecho le permitiría ir a la escuela de actuación.

Cómo dormía en la misma habitación que sus hermanos, en la misma casa que sus primos. Cómo su tío tenía un gallinero en el patio trasero. Su familia estaba toda aquí - hasta que se fueron a otros sitios.

"Todos se mudaron uno por uno a Long Island. Resistimos hasta que nos marchamos. De hecho mi abuela vivió aquí por un largo tiempo después de que nos fuimos. Yo solía visitarla aquí".

Poco después de eso estábamos camino hacia abajo en la tortuosa escalera. Devuelta en el pasaje blanco. Devuelta en las calles del East New York y una mañana de 2005. Al dejar a Steve Buscemi en la esquina de la Avenida Liberty encendió un cigarrillo. Todavía estaba observando los edificios encima de él, todavía fundiendo esos ojos -esos absorbentes ojos- en el aire como cazamariposas, buscando telarañas, recuerdos esfumados. Humo llenando sus pulmones. Los comienzos de la década de 1960 todavía están a la deriva dentro de su cuerpo.

***

2 comentarios :

Isi dijo...

¿El libro se ha traducido al español y se vende aquí o sólo se puede leer en inglés?

Tiene buena pinta

y ¿algo se sabe del estreno en España de "Pete Smalls is Dead" y "Saint John in Las Vegas"?

Es que ahora que estoy viendo los trailers en los laterales me acabo de acordar y hay unas ganazas de verla

Saludos, os leo muy amenudo y por fin me atrevo a poner un comentario :)

Mr. Shhh dijo...

Hola Isi

Lo único que sé del libro es que se vende en Amazon.com en inglés. No creo que se venda en ningún lugar más y tampoco que esté traducido. Es una lástima porque por lo que he visto está muy bien escrito.

Sobre Pete Smalls is Dead, no se estrenó en EE. UU., falta que pase por los festivales de cine así que todavía no hay fechas para otros paises, si es que logra llegar a otros paises.

Saludos