"A good loser", artículo escrito por Simon Hattenstone y publicado en The Guardian el 27 de octubre de 2007.
Las sencillas interpretaciones de psicópatas, raros y excéntricos han transformado a Steve Buscemi en uno de los mejores actores de Hollywood. Qué dice eso de él? Simon Hattenstone lo averigua
Steve Buscemi tenía cuatro años de edad y estaba de compras con su madre cuando lo agarraron desprevenido. Ella lo llevó a la casa, justo al otro lado de la calle, y le dijo que la esperara mientras terminaba de comprar. Pero él, totalmente solo, se asustó. Lo recuerda como si fuera ayer. "Salí de la casa y me quedé parado llamándola, pero no me escuchaba, y entré en pánico y crucé la calle corriendo. Me acuerdo que había unas chicas en la esquina y que una de ella dijo: 'Cuidado con el autobús'. Debo haber mirado hacia el lado equivocado".
Decir que el joven Buscemi era propenso a los accidentes sería quedarse corto. Pero se opone a la idea de que tuvo mala suerte. Él dice lo contrario: tuvo suerte de terminar con el cráneo fracturado cuando fue golpeado por el autobús. De hecho, como se desarrollarían las cosas, el accidente podría ser la cosa más afortunada que le pasó en su vida, ayudando a pavimentar su camino hacia su carrera como actor.
Un par de años más tarde estaba jugando a la pelota en el patio de la escuela cuando la pelota rodó hacia la calle. Él corrió tras ella. Paf! Esta vez tuvo suerte de terminar con cortes y moretones cuando el automóvil lo golpeó. Seguro, nació un viernes 13, pero no es de los supersticiosos. Hace cinco años trató de separar una pelea en un bar entre su amigo, el actor Vince Vaughn, y un extraño. Para su dolor, fue apuñalado en el cuello, cara y brazo. Quizás esa fue la vez que corrió con mayor suerte.
Normalmente sus personajes no salen tan bien parados, a menudo acabando de forma desastrosa. Como el asesino a sueldo Carl en Fargo, que es descrito por una mujer que durmió con él como un "tipo raro, incluso más que la mayoría", antes de recibir un hachazo y ser metido dentro de una picadora de madera. En Ghost World, su "más joven de lo estrictamente apropiado" amiga, interpretada por Thora Birch, dice que es un "nerd tan despistado que casi es cool": esta vez termina medio estrangulado en el hospital. En El gran Lebowski, cada vez que trata de hablar, le dicen "Donny, callate la maldita boca". Es tan endeble que se muere de un ataque al corazón cuando lo amenazan violentamente, tan fracasado que sus cenizas son guardadas en un envase de hojalata Folgers porque la urna más barata es demasiado cara.
Incluso cuando consigue interpretar gangsters supuestamente cool, termina decepcionado. En Reservoir Dogs, los mafiosillos reciben colores como pseudónimos y él termina humillado como el Sr. Rosa ("Por qué soy el Sr. Rosa?". "Porque eres un maricón"). Sus personajes murmuran y trastabillan, se quejan y chillan, pero generalmente son filósofos elocuentes de la vida de bajo nivel social o moral.
En su nueva película, Interview, atípicamente interpreta a un profesional de alto rendimiento. Pero no temas, está en plena decadencia. Como el serio corresponsal Pierre Peders, reducido a hacer publirreportajes a estrellas de telenovelas, lleva el auto-desprecio a un nivel más abajo. Lo más notable de sus personajes es que en contra de todos los pronósticos terminan gustando. A pesar de ser viles, pervertidos, paranoicos, infantiles y psicóticos, siempre dejan salir humor y humanidad.
Buscemi creció en East New York en una familia italo-americana. Su padre, John, esperaba ser camarógrafo de televisión, pero terminó recogiendo basura para el departamento de sanidad. Su madre, Dorothy, trabajaba como camarera en los hoteles Howard Johnson. Los Buscemi vivían en un pequeño apartamento pegado a la casa de su abuela, ocupada por sus cinco hijos y sus familias. Sus padres dormían en una cama desplegable en la sala de estar mientras que Steve y sus tres hermanos compartían el único dormitorio. Su abuela tenía un poco de dinero cuando llego de Italia y lo invirtió en la casa. Pero cuando fue ocupada por las cinco familias quedó abarrotada.
Fue a una escuela católica, y cuando escuchaba a sus padres discutiendo, lo cual se daba a menudo, él solía rezar por su salvación. "Cuando los escuchaba maldecir me persignaba y pensaba que les estaba salvando el alma". Era un chico ansioso, se preocupaba de que si discutían cuando él no estaba, no podría salvarlos. Al momento de llegar a la secundaria había perdido la fe en Dios. "Es terrible lo que le hacen a los niños, haciéndoles creer todas esas cosas horribles".
A su padre le gusta decir que él y su hermano le dieron inspiración a los psicópatas de Buscemi. "Él asegura que hay un temperamento Buscemi que es único de los Buscemi. Yo no me lo creo. Su hermano sí tenía temperamento. Mi padre tenía temperamento. Yo tengo temperamento. La mayoría de la gente que conozco tiene temperamento. Y pienso que es algo que generalmente sale dentro de la familia. No creo que sea único de los Buscemi, pero es algo que he podido aprovechar cuando interpreto ciertos personajes. Eso es lo divertido de ser actor: puedes exteriorizar todas esas fantasías violentas". Recuerda que fue de vacaciones a Sicilia y escuchó sobre dos hermanos en su familia que habían tenido una pelea, la cual terminó con uno de ellos matando al otro. Nunca descubrió si eso fue verdad.
La noche antes de nuestra entrevista, asiste al estreno de Interview en el West End de Londres y explica al público el génesis de la película. Aunque Buscemi dirige y protagoniza la película junto a Sienna Miller, en realidad no es su película. Interview fue originalmente hecha por el controversial director holandés Theo van Gogh, quien fuese asesinado por un fanático religioso después de que su cortometraje, Submission: Part I, una crítica a la violencia en contra de las mujeres en el Islam, representara a las mujeres maltratadas con textos del Corán en sus cuerpos. Antes de ser asesinado, Van Gogh quería hacer tres ramakes de sus películas, incluyendo Interview, en América. Después de su muerte, sus productores, Bruce Weiss y Gijs van de Westelaken, decidieron hacer realidad su sueño - es cuando Buscemi subió a bordo. Interview es un remake con el equipo de Van Gogh, utilizando los mismas técnicas neorrealistas. La película de Van Gogh es más intensa y provocadora (en ella la actriz holandesa Katja Schuurman se interpreta a sí misma); la de Buscemi es más ligera y quizás mejor adaptada al mercado estadounidense.
Presenta al equipo holandés y al co-guionista David Schechter, y rápidamente se vuelve aparente que se siente más cómodo como parte de un conjunto en vez de ser el centro de atención. En la película, el periodista no se prepara para la entrevista con la actriz porque siente que sería rebajarse y continúa engañándola. Buscemi insiste en que la película es más sobre la relación que se desarrolla entre el periodista y la actriz (dos mentirosos compulsivos que se enorgullecen por buscar la verdad en su trabajo) que un discurso sobre la hipocresía de los medios.
Como era de esperarse, los miembros de la audiencia quieren conocer su opinión sobre las entrevistas a celebridades. Entra en modo balbuceo clásico, dice que no piensa mucho en eso, luego concede, sí, en realidad no le importa mucho, finalmente admite "Me vuelvo un zombie y empiezo a ser hostil", y por Dios, tiene una mañana por la mañana.
La mañana siguiente llego para mi entrevista con Buscemi. Le están sacando fotografías y yo trato de charlar sobre cine. Le digo que vi Interview la noche anterior y que es obvio que es un gran fan del innovador actor-director John Cassavetes. "Seguro", sonríe. Es una típica repuesta Buscemi. No es descortés, pero tampoco gasta palabras. Parece más feliz cuando habla sobre su hijo de 16 años, Lucian, quien toca en una banda punk. Años atrás solían luchar en el sofá, pero ahora Lucian es demasiado grande para él.
En persona, Buscemi se parece mucho a como es en las películas - una mezcla entre Bela Lugosi y Stan Laurel. Tiene la desconcertada expresión de un personaje de dibujos animados que acaba de ser aplastado. Su cara es excepcional - las bolsas bajo sus ojos tienen sus propias bolsas, sus cuencas su propio tono de rojo y sus dientes están apilados como latas en los estantes de un supermercado. Es flaco y, vestido todo de negro, se parece a un cordón animado. Un cordón extrañamente atractivo. Steve Buscemi no es material para actor principal. Pero, de vez en cuando, es protagonista, y es casi el mejor interprete de secundarios o cameos en la industria.
De niño, solía mirar mucha televisión, especialmente películas, y sintonizó su corazón con la actuación. Amaba su extensa familia situada en Nueva York, pero soñaba con Hollywood. Después de todo, el amigo cercano de su padre, Peter Miller, había logrado con éxito la misma transición, e incluso había actuado en la primera película de Robert Altman, The Delinquents. Ocasionalmente, el tío Peter volvía a Nueva York y Buscemi lo interrogaba acerca del negocio. "Así que subconscientemente era posible. Ahí estaba alguien de mi procedencia y mi barrio que se había vuelto actor. Pero no tenía conexiones para ayudarme". De hecho, el tío Peter terminó como banquero inversionista.
En la escuela se juntaba con los chicos duros y los hacia reír con sus payasadas. Era fuerte, pero no duro. Buscemi hacía lucha libre en la escuela y era mucho más exitoso luchando en equipo - saber que el equipo confiaba en él para ganar lo estimulaba. Tenía éxito con las chicas? "No. Nunca tuve novia". Se detiene y explica. "Tuve una novia durante dos semanas en noveno grado a los 13 años, y luego en la secundaria tuve otra durante otras dos semanas. Y eso fue todo". La primera vez que tuvo una novia de verdad, dice, fue en 1978 a los 21 años de edad.
Su padre deseaba que los chicos Buscemi tuviesen un futuro estable, así que les insistió para que tomaran el examen de empleo público cuando cumplieron 18. Steve pasó el suyo para el departamento de bomberos. "Él quería que tuviese un buen trabajo, seguro. Me dijo que si me hacía bombero me podría jubilar con la mitad del sueldo después de 20 años, y luego podría ser actor".
Pero Buscemi estaba decidido a ir a Hollywood. John Buscemi no quería que su hijo fuese actor, pero incluso menos quería que dejara la casa. Así que cedió. Le dijo a Steve que podía ir a estudiar actuación en Nueva York - y ahí es cuando el accidente del autobús resultó útil. A los 18, le correspondía recibir US$6.000 del estado de Nueva York como compensación por ser atropellado, y su padre le sugirió que lo usara para ir a la escuela de actuación. "Con el dinero pagué el Lee Strasberg Institute y además compré un automóvil usado, y me mantuvo a flote por un tiempo". También se mantuvo trabajando como empleado de una estación de servicio, haciéndo mudanzas y vendiendo helados. Le gustaba vender helados, y a los niños les caía bien.
Al principio, Buscemi concontró al Lee Strasberg Institute "intimidante" (una palabra que usa a manudo) - por la clase de gente más privilegiada que asistía, y también por la insistencia dogmática de "el método". Se distendía cuando era instruido por el hijo de Lee, John, quien le dijo que cualquier técnica estaba bien siempre y cuando lograra los resultados requeridos. "Tenían esa cosa de que si estabas en un desierto e imaginabas al sol pegándote encima, no podías usar las luces del escenario para imaginarlo. Pero John dijo que si las luces del escenario te servían, estaba bien. El público no sabe y no le importa".
Por las noches, probaba su suerte como cómico stand-up. "En su mayor parte era humor auto-despectivo y observacional. No muy original. Por eso fue que al final dejé de hacerlo. No pude encontrar un estilo".
Todo el tiempo, su padre esperaba que cumpliera y ocupara su lugar en el departamento de bomberos - lo que sucedería en 1980. Buscemi pasó cuatro años trabajando como bombero. "Lo que realmente me encantaba era la camaradería; cuan cerca llegabas a estar de la gente con la que trabajabas". Porque corrían riesgos? "Sí, eso mismo. Y además pasábamos un montón de tiempo en la estación. La mayoría del tiempo estás esperando. Había muchos días en los que no pasaba nada". Eran días buenos? "Ehh, la mayoría de los bomberos preferiría ir a un incendio aunque ninguno de ellos le desee el mal a nadie. Pero quieres la experiencia, es por eso que algunos bomberos intentan que se los asigne en las áreas más ocupadas de Nueva York donde verán más incendios. Yo trabajaba en Little Italy, así que no estábamos tranquilos pero tampoco ocupados, era moderado, y eso era suficiente para mí". A veces, dice que ha experimentado un compañerismo similar como actor, particularmente en una primera noche en el teatro.
Mientras de día trabajaba para el departamento de incendios, de noche actuaba con grupos de teatro experimental como el Wooster Group. También se juntó con Mark Boone Jr. para formar el dúo de actuación surreal, Steve and Mark; después de una obra llamada "Yap Thaw", en la cual mutaban de perros a hombres, el New York Times los describió como "Una variante intelectual de la East Village de los clásicos equipos masculinos de comedia... Un satisfactorio toque cómico beckettiano". Fue en esta época en donde conoció a su futura esposa, Jo Andres, tres años mayor y ya establecida como artista avant-garde y coreógrafa.
En 1984 abandonó el departamento de bomberos para concentrarse en la actuación. Aunque tenía 29 años de edad cuando hizo su película debut, ahora extraordinariamente tiene más de 100 películas con su nombre. Igual de extraordinario es que raramente hace una mala elección. Buscemi ha trabajado con virtualmente todos los grandes directores independientes estadounidenses contemporáneos (Martin Scorsese, los Coens, Jim Jarmusch, Quentin Tarantino, para empezar), y nos ha dado algunos de los personajes más memorables de los últimos 20 años. Cuando hace éxitos de taquilla, como Armageddon o Con Air, también acostumbra dar en el blanco. Actualmente trabaja en grandes producciones para subvencionar proyectos más pequeños que dirige él mismo.
Trees Lounge, la primera película que dirigió, fue un gran éxito de culto. Es una agradable y sencilla película sobre un errante, Tommy, que vende helados y se involucra con una chica muy joven para él. Otra vez, dice que dirigir la pareció "intimidante" pero que ha aprendido a disfrutarlo. Su carrera como director ha tenido un éxito variado - Animal Factory, ambientada en una prisión y escrita por el actor de Reservoir Dogs y convicto Eddie Bunker, fue estrenada solo en algunos cines de Gran Bretaña. Lonesome Jim, una comedia sobre un frustrado de 30 años que vuelve a la casa de sus padres, no llegó a ser estrenada en Gran Bretaña. Quizás su trabajo más conocido como director ha sido la serie de televisión, Los Soprano, en donde también actuó.
Sin embargo por más prominente que se haya vuelto, nunca quitó totalmente el cuerpo de bomberos de su cabeza. Y el día después del 11 de septiembre algo extraño sucedió. Buscemi se encontró poniéndose su viejo equipo y dirigiéndose al derrumbado World Trade Center. No sabía muy bien que iba a hacer, solo sentía que era lo correcto. "El primer día fui por mi cuenta y caminé hasta acercarme más y más al lugar y me encontré con los chicos con los que trabajaba. No podías pasar hacia la pila de escombros sin un permiso especial. Cualquier compañía que hubiese perdido hombres tenía acceso a esa zona. Justo estaban tomándose un descanso fuera del lugar cuando los encontré. No podías diferenciar nada. Fue una experiencia rarísima, surreal. Les dije que me gustaría trabajar con ellos y me preguntaron si tenía guantes. 'Sí', dije. Pero esa mañana no tenía guantes - tuve que ir a comprarlos".
Buscemi pasó cinco días con sus viejos colegas, limpiando los escombros, trabajando en las líneas de cubos. Tuvo un enorme impacto en él, ayudándolo tras la tragedia del 11/9 pero también obligándolo a cuestionar sus motivos y recapacitar. "Fue extraño porque me sentí totalmente seguro allá, y me sentí bien. Todo lo que hacía era cavar y poner escombros en baldes y pasarlos, se ponía realmente raro cuando pasaban una bolsa para cadáveres o cuando había que llevar una bolsa a la morgue temporal. Estuve agradecido por la oportunidad de conectarme de nuevo con esos chicos con los que solía trabajar".
Disfrutó ese espíritu de solidaridad, aunque sintió que no debería haber disfrutado nada. "Al quinto día se volvió obvio que yo estaba más sin hacer nada que ayudando, así que no quería estar entre medio - lo último que quería ser era alguien sin hacer demasiado. Entonces dejé de ir. Fue ahí cuando experimenté la profunda depresión de lo que había sucedido, el horror, el miedo y la ansiedad. Mientras estuve ahí con los chicos, me sentí bien".
Entonces fue una manera de sobrellevarlo? "Absolutamente. Fui a ayudar y ellos me terminaron ayudando a mí. Estar con mi antigua compañía, estar allá con todos, eso... revitalizó mi vida". Le molesta la ironía de la frase. Consideró volver al cuerpo de bomberos? "Era muy tarde para eso", dice lacónicamente - en diciembre cumplirá 50. Consideró volver a algún trabajo 'real'? "Sí. Pero no sé que haría. Supongo que esa es parte de la razón por la cual quiero dirigir más. Usas más el cerebro y hay más responsabilidad".
Más tarde, siendo entrevistado en el escenario del National Film Theatre, a Buscemi le preguntan cómo ha evitado ser encasillado. No lo ha hecho, dice, con típica franqueza. Le cuenta a la audiencia sobre su primer papel en una película poco conocida llamada Parting Glances, interpretando a un hombre con sida, y dice que todavía es una de las películas de las cuales está más orgulloso. "El personaje era listo, gracioso, áspero, y después de esa película esperaba interpretar más roles como ese. Para mí fue una gran sorpresa ser elegido para interpretar psicópatas y criminales". Ahora, dice, medio en broma, que si va a hacer un papel opuesto a los que suele interpretar, tiene que hacer la película él mismo.
Quizás no sorprende que te elijan tan a menudo para interpretar psicópatas y perdedores, digo yo, cuando los interpretas tan magníficamente. Por primera vez, siento un toque de hostilidad. A medida que habla, muta en el hombre que hemos visto en la pantalla - quejoso, discutidor e inesperadamente duro. "No veo a ninguna de esas personas como perdedores. Me niego a llamarlos perdedores. No veo por qué las personas tienen que ser definidas como ganadoras o perdedoras. Para mí, son personas que tienen problemas y luchan. Están tratando de vivir sus vidas y muchos de estos tipos son buenas personas, lo que realmente aprecio". Hace sonar sus dedos.
Todavía estoy tratando de decirle por qué me encanta su actuación. Me encuentro parloteando sobre conciencia de clase y las raíces de Buscemi en el mundo de la clase obrera. "Eres tan bueno interpretándolos debido a tus propias experiencias?", pregunto tímidamente.
"Bueno interpretándolos?", pregunta con desdén. "Todavía los llamas perdedores?".
"Sí, supongo que sí", digo.
"Pero por qué? No entiendo por qué los ves como perdedores". Bueno, no son ganadores, o sí? "Sí, pero también es gente que no está interesada en estar en la carrera. No están compitiendo, no están ganando o perdiendo. Están viviendo, sobreviviendo".
Esto es lo que hace a Steve Buscemi tan gran actor. Nosotros podemos considerar sus personajes como raros, locos y perdedores, pero él no. Él siempre empatiza con ellos. Por supuesto que sí. Después de todo, solo es un tipo normal tratando de salir adelante, interpretando tipos normales tratando de salir adelante.
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