Cuando hablamos de actores secundarios, de esos que hacen personajes no convencionales o "raros", de características físicas particulares que pasan advertidas, que son capaces de llenar la pantalla en solo segundos, y a menudo son utilizados para interpretar personajes antagónicos, villanos, antisociales o todo aquello que no sea perfecto. Estamos hablando de un grupo de actores exclusivos. De esos que en inglés se les conoce como "character actors". Dentro de ese grupo se encuentra Steve Buscemi, un experto en, como él dice, "personajes con problemas". Ha estado haciendo ese tipo de personajes inagotablemente desde principios de los '90. Dentro de la misma liga está el gran Christopher Walken (tampoco podemos olvidar a Turturro). Walken es el símbolo de los secundarios prolíficos de la actualidad, activo desde los '70 y sin síntomas de querer detenerse. Hijo de un inmigrante alemán y una escocesa, no tiene hijos, y según sus palabras tampoco pasatiempos, le gusta trabajar y difícilmente rechaza un papel, considera cada papel como una experiencia más de aprendizaje. Es un especialista personificando cualquier individuo maligno pero ha demostrado saber hacer humor mejor que cualquier comediante, utiliza su físico de manera que transmite imprevisiblidad y su humor seco y la manera en la que las palabras salen de su boca ya son una marca propia.
Y vemos a Buscemi, y a Walken, y nos preguntamos sin han coincidido. Quien superó a quien en el duelo personal...
El rey de Nueva York (1990) de Abel Ferrara
Frank White (Walken) recién sale de la cárcel, es un capo de la droga buscando continuar con su negocio. Buscemi es "Test Tube", uno de los gángsters empleados de White, encargado de negociar la compra de cocaína. Su papel en El rey de Nueva York es anecdótico, es Walken como protagonista el encargado de la acción. También vemos un papel bastante importante de un joven David Caruso (CSI: Miami), para tener en cuenta.
Pulp Fiction (1994) de Quentin Tarantino
Una inolvidable única escena para Walken, haciendo de un veterano de Vietnam que relata con detalles como, siendo prisionero, escondió un valioso reloj de oro en su culo durante dos años, para no ser confiscado por las "grasientas manos amarillas" del enemigo. Una escena primordial. Por su parte, Buscemi hace un cameo como un camarero disfrazado de Buddy Holly, casi pasando inadvertido e irónicamente sin recibir propina (véase Reservoir Dogs).
Things to Do in Denver When You're Dead (1995) de Gary Fleder
Más gángsters. En este caso Walken interpreta a un infame y parapléjico jefe de la mafia conocido como "el tipo del plan". Soberbio cada vez que aparece, "el tipo del plan" contrata a un eficaz asesino a sueldo, este no es otro que un Buscemi interpretando al frío y silencioso Mr. Shush. A este se le encarga la tarea de eliminar a toda una banda de criminales encabezados por Andy Garcia. Los cuatro; los dos actores y sus personajes están perfectos, pero esta no será la película que los enfrente, que los ponga frente a frente y respiren el mismo aire.
Romance & Cigarettes (2005) de John Turturro
Tuvieron que pasar diez años para que volvieran a compartir aunque sea los créditos. Fue en la comedia-dramática-musical de Turturro en la que ambos tienen papeles secundarios. Los dos hacen lo suyo; a Buscemi le toca un personaje hablador camarada del protagonista (James Gandolfini), a Walken le toca bailar y un personaje que le permite sacar todo el estilo característico Walken que hay en él. Una vez más, no se ven las caras ni se cruzan.
Como hemos visto, Steve Buscemi y Christopher Walken, además de la ciudad de nacimiento, han compartido cuatro películas. Es solo en El rey de Nueva York donde coinciden en un mismo fotograma, pero nunca interactúan.
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